Para entender la fortaleza de Grupo SpiroGear en el mercado, hay que remontarse 75 años atrás y profundizar en el carácter emprendedor de su fundador, Josep Maria Jou i Perarnau. Autodidacta, apasionado de la mecánica, empezó en un pequeño local del centro de la ciudad de Manresa, Barcelona, dedicándose a la producción de piezas de recambio para el sector textil, por aquel entonces en pleno apogeo en la zona. De aquellos inicios hasta ahora, la empresa ha vivido un largo recorrido, lleno de éxitos y también dificultades, que repasamos bastamente con la segunda y tercera generación. Hoy llevan la empresa los dos hijos del fundador, Josep y Ramon Jou, y sus respectivos hijos, David y Jordi.

De izq. a dcha.: David, Josep, Jordi y Ramon Jou. Con David y Jordi, nietos del fundador, la continuidad del grupo está asegurada.

Cumplidos 10 años de la empresa, la firma pasó a llamarse Engranajes Spiroide, S.A. y, poco después, en 1963, Spiroide J.M.JOU. 20 años después la empresa se dividió en dos unidades diferenciadas, entre Engranajes Especiales, S.A. y Tecnospiro, S.A. El actual Grupo Spirogear, S.L. es, actualmente, la empresa que comprende ambas firmas.

Todo ello tiene su origen, sin embargo, en un modesto taller fundado en el centro de Manresa hace 75 años, por Josep M Jou, quién además de aficionado a la técnica, tenía conocimientos de mecánica gracias a su trabajo con el padre, dedicado a la producción de calzado.

El pequeño local, de 60 m2, comenzó con un torno, un taladro y una amoladora. Allí producía recambios para maquinaria del sector textil, algunos engranajes y piezas para el sector. Pero en una época, la posguerra, en que todo estaba por hacer y fabricar, había talleres por doquier —muchos de aprendices salidos del taller de Jou… que incluso llegaron a llamarlo ‘taller-escuela’ por los muchos operarios que salieron formados de allí— por lo que el fundador buscó ofrecer valor añadido y diferenciarse de la competencia. El resultado fue un mecanismo que, adaptado a una fresadora, permitía cortar cónico espiral, con múltiples ventajas respecto de la cónica recta.

Hacia los años 50, conoció a Josep Riera, de Barcelona, director comercial de una empresa fabricante de engranajes, interesado en los avances técnicos de Jou, creando la sociedad Engranajes Spiroide S.A. en 1953. Tras el acuerdo se abrió un taller en Barcelona. El acuerdo finalizó en 1963, dividiéndose la sociedad entre el taller de Barcelona —bajo el nombre Engranajes Spiroide S.A. y que con el tiempo cerró— y la empresa de Manresa, Spiroide Josep Ma. Jou, que siguió su trayectoria con éxito. Fruto de ello, en 1967 se trasladaron a la Avenida Pirelli de Manresa, invirtiendo en maquinaria nueva y ampliando los sectores cliente. Así, en 1974 incorporaron las primeras máquinas de rectificado de engranajes cilíndricos, ofreciendo aún más precisión.

La evolución de la empresa y del propio mercado y las tensiones sociales los llevó a dividir la empresa en dos sociedades en 1983: Tecnospiro, S.A. y Engranajes Especiales, S.A.

Josep Jou junto a la Minor fue la primera máquina para el corte cónico espiral, diseñada y fabricada en las instalaciones de Spiroide por su padre, Josep Maria Jou i Perarnau en 1958.

Bajo la firma Tecnospiro, en 1987, Ramon Jou, uno de los dos hijos del fundador, mejoró técnicamente una roscadora de un fabricante extranjero, comercializándola con éxito. El siguiente paso fue incorporar una innovación cuyo hito ha sido el primero de muchos otros posteriores: el monobrazo. Bajo el nombre de Roscamat, Tecnospiro lanzó al mercado la primera roscadora con estructura monobrazo, lo que simplificaba enormemente su uso. La aceptación por parte del mercado fue total, pasando por delante de toda la competencia nacional e internacional.

El éxito de la Roscamat los llevó a desarrollar nuevos modelos, incorporando un sistema modular —algo que todavía hoy les diferencia del resto de fabricantes—, triple doble brazo, cabezal multiposición, etc. mejorando año tras año, modelo tras modelo, sus prestaciones. En 2002 además, lanzaron el modelo eléctrico siendo de nuevo pioneros en el mercado.

Hoy coexisten los modelos Roscamat Mosquito —dotada de motor eléctrico de corriente alterna—, la Roscamat Tiger —también de motor eléctrico, tiene capacidad para roscar hasta métrica 27, Roscamat Shark —gama alta de roscadoras hasta métrica 36—, y finalmente Roscamat Dragon —con capacidad multiposición para trabajar en cualquier dirección en el espacio.

Sala de exposición en Tecnospiro con diversos equipos fabricados en la empresa a lo largo de los años.

Así, en 2009, tras consultar y probar con algún cliente, lanzaron la nueva marca 3ARM, un equilibrador de herramientas cuyo diseño está enfocado a la ergonomía y la seguridad del operario. La entrada al mercado fue un éxito y ha ido evolucionando con nuevos modelos, personalizaciones, desarrollando manipuladores neumáticos…y lo que queda por venir. Porque prácticamente cada 3ARM es un equipo unitario, altamente personalizado a las necesidades del usuario según la aplicación. Ello les está convirtiendo en un fabricante con un diseño estándar con un portafolio más o menos ‘cerrado’ a realizar trabajos de ingeniería bajo demanda, obligándoles a ampliar la oficina técnica de dos, hace unos años, a ocho personas a día de hoy.

Tecnospiro se centra en la fabricación de equipos para la fabricación de engranajes y, desde 2009, enfocada al desarrollo de soluciones ergonómicas para el taller bajola marca 3ARM.

En cuanto a Engranajes Especiales, tras la irrupción a partir de 1974 en el mundo del engranaje cilíndrico de precisión, fue necesario ampliar el parque de maquinaria. Hasta entonces, los engranajes cónicos se realizaban con equipos propios (hasta 4 modelos diseñados por el propio Josep Ma. Jou), fabricados en la misma empresa, algo que ya no podía continuar si querían cumplir con los estándares exigidos por el mercado. Así, adquirieron unidades altamente competitivas de tecnología Klingenberg en 1995 —sólo para cortar— y a partir de 2001, incorporaron su tecnología de rectificado de cónica espiral. Importantes inversiones que les permitieron ofrecer producto de muy alta precisión y los impulsaron de modo decidido en el mercado.

Ya en 2010 tomaron la decisión estratégica de abandonar la producción de engranaje cilíndrico y centrar su ‘know how’ en engranaje cónico. “Aunque tenemos clientes que aún demandan de los dos tipos y, para satisfacer esta demanda, llegamos a un acuerdo con la empresa Tumbadoiro de Galicia para fabricar allí estos productos. Y a día de hoy, hemos adquirido una parte de la empresa. Con todo, podemos ofrecer al mercado engranaje cónico de precisión fabricado en Manresa y cilíndrico, a través de nuestra participada y, mediante colaboración con sus propios clientes y mediante su conocimiento y acceso a software especializado, sin ser oficina técnica propiamente pueden ofrecer las soluciones más adecuadas a sus necesidades.

Tecnospiro sigue al mercado y se adapta a las demandas de los clientes. Sin embargo, son conscientes que no pueden mantenerse siempre con el mismo producto, aunque hoy por hoy, las Roscamat “funcionan muy bien y son un buen producto líder”.

Eso significa que queda por delante un campo inmenso para estudiar e innovar y muestra de ello es la apuesta por las soluciones ergonómicas, eléctricas, etc., para lo que cuentan con una plantilla que se ha ampliado hasta las 35 personas, hasta 80 contando Engranajes Especiales, S.A.

Francia, Alemania o EE. UU., son los principales mercados de la firma, con un porcentaje de exportación, de Tecnospiro, del 85-90% de la producción, en gran parte gracias a la venta internacional de las unidades Roscamat, fruto de una compleja red de distribuidores por todo el mundo (alrededor de 40 países) además de la participación en ferias internacionales, presentando su producto por excelencia: desde BIEMH, IMTS, EMO… y también a través de distribuidores con exclusividad, acompañándolos y visitando clientes tanto Asia, Australia, Brasil, etc. Otras zonas donde se puede encontrar Tecnospiro hoy son Europa del Este, Asia, Sudamérica y África en menor medida.

En cuanto a Engranajes Especiales, el porcentaje de exportación se sitúa en un 60% aproximadamente —desde EE. UU. a Alemania, Países Bajos, Reino Unido…con sus reductores, laminadoras y para el sector del ferrocarril— mientras que el mercado interior está principalmente destinado al sector de la máquina-herramienta, la industria naval y el ferrocarril.

Jordi Jou con uno de los equipos 3ARM. la apuesta de la empresa por soluciones ergonómicas y que se están posicionando muy bien en el mercado.

Hoy el Grupo cuenta con diversas instalaciones en el polígono Pla dels Vinyats, en Sant Joan de Vilatorrada, al lado de Manresa: Tecnospiro ocupa 1.500 metros cuadrados más 800 que están adecuando, con la mirada puesta en una nave adjunta. En cuanto a Engranajes Especiales, ocupa 3.300 m2.

Pero no todo han sido éxitos. Con 75 años algún tropiezo tenía que vivir la empresa, y fue con una máquina de taladrar y roscar que resultaron muy complejas técnicamente, con un coste muy elevado que complicaba su comercialización. Aunque no les ha amedrentó sino todo lo contrario. Y es que el espíritu innovador del fundador se palpa en la 2ª y la 3ª generación. Parece que hay Grupo Spirogear para años.

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