Morfydd Clark es Galadriel, quien tiene entre ceja y ceja que debe ejecutar un genocidio contra los orcos.
Hay quienes se quejan en redes sociales de la falta de argumento de El señor de los anillos: Los anillos de poder: que son tramas inconexas y sin un rumbo concreto en la Tierra Media. Pero, como ya sucedió con las críticas del sector reaccionario (por no decir racista y misógino), la serie hace oídos sordos y camina con determinación por esta adaptación libre de J.R.R. Tolkien. Y es que en el sexto episodio… ¿quién nos iba a decir que a estas alturas veríamos (¡spoilers!) la creación de Mordor y sobre todo del Monte del Destino?
Adar (Joseph Mawle) ya lo dijo: quería una tierra para que los Orcos, su comunidad, pudieran vivir en tranquilidad y armonía. El discurso estaba tan bien explicado por tratarse de los villanos de este universo que uno casi podía visualizar un El señor de los anillos contado desde su punto de vista: cómo son víctimas de un sistema que les desprecia y con personas como Galadriel (Morfydd Clark) dispuestas a exterminarlos a todos.
La defensa desesperada por parte de Bronwyn (Nazanin Boniadi) y Arondir (Ismael Cruz Córdova), ni tan siquiera con la ayuda de Galadriel y los hombres de Números, no pudo evitar que Adar ejecutara sus planes. Las fuerzas oscuras se hicieron con la espada encontrada por Theo (Tyroe Muhafidin), que servía de llave para romper el dique, inundar las tierras a partir de los túneles excavados por los orcos y, finalmente, hacer que la montaña entrara en erupción.
Los creadores de Los anillos de poder, J.D. Payne y Patrick McKay, han explicado en The Hollywood Reporter cómo urdieron esta trama: “Uno de los grandes temas de Tolkien era el medio ambiente y la forma que tenían las máquinas y la industrialización de destruir la tierra. Queríamos que esto fuera vertebral y el núcleo todo el tiempo. Es un elemento que sale una y otra vez a lo largo de la serie”.
Bronwyn (Nazanin Boniadi) y Arondir (Ismael Cruz Córdova) no pudieron parar la ofensiva de Arda.
Se preguntaron cómo podía haber sido Mordor antes de ser el paisaje árido, tóxico y humeante que conocían los lectores de Tolkien: “¿Y si Mordor era bonito? Muy bucólico como Suiza”. Y pensaron un desarrollo realista para el espectador: primero mostraron cómo se envenenaba la tierra, después descubrieron los túneles de los orcos y “el azufre esparciéndose en el aire”, y finalmente provocando una situación “geológicamente realista”.
Contaron con un especialista en ciencias ambientales para supervisar la trama: el giro podía ser verosímil y tener explicaciones científicas incluso tratándose de un universo fantástico de inspiración medieval como El señor de los anillos. Y, tras aprender que el agua jugaba un rol fundamental en las explosiones volcánicas, encontraron la forma de justificar la creación del Monte del Destino y de un clima adecuado para los orcos.
El pueblo de Bronwyn y Theo, en consecuencia, quedó arrasado. ¿Y qué han adelantado los creadores del séptimo episodio de Los anillos de poder, el penúltimo de la temporada? Que el público verá “quién sobrevive” y se encontrarán con “parejas de personajes muy improbables”.
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